Vespasiano y Tito desfilan con la menorá del templo en el Foro Romano

Después de su trascendental victoria sobre Jerusalén, Tito llevó el botín y los prisioneros de guerra a Roma en el año 71 EC. La procesión alcanzó su clímax cuando las vasijas del Templo desfilaron frente a la multitud. Según la Torá, estas vasijas debían ser empaquetadas y transportadas modesta y completamente cubiertas solo por miembros de la línea sacerdotal, como se hacía cuando Israel viajaba durante sus recorridos por el desierto. Después, los sacerdotes que servían en el Templo eran los únicos que veían las vasijas. Exhibirlas abiertamente frente a las masas romanas era la máxima vergüenza para estos vasos sagrados y preciosos. Al final de la procesión, un rollo de la Torá de Jerusalén, la esencia de la fe judía, fue exhibido en el desfile.

Josefo en la Guerra de los Judíos 7.5.5 trae el relato de un testigo presencial:

«Ahora bien, es imposible describir la multitud de los [despojos de Jerusalén]... Pero para los que fueron capturados en el Templo de Jerusalén, hicieron la figura más grande de todos. Esa es la mesa dorada (mesa de pan de la proposición)... También el candelabro, que era de oro; aunque su construcción ahora había cambiado de aquella que [los judíos] usaban... Estas lámparas estaban en el número siete; y representaban la dignidad del número siete entre los judíos. Y como el último de todos los despojos fue llevada la Ley de los judíos...»